El conflicto entre la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y la dirigencia del fútbol argentino sumó un nuevo capítulo que expone una fractura cada vez más evidente entre el oficialismo y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
Todo comenzó tras declaraciones de Bullrich, quien acusó a Pablo Toviggino —tesorero de la AFA y presidente del Consejo Federal— de lanzar un “mensaje mafioso”, y propuso aplicarle el derecho de admisión. La respuesta del dirigente no se hizo esperar: un duro comunicado en el que defendió su derecho a expresarse y acusó al Gobierno de ejercer un autoritarismo peligroso.
La réplica generó un fuerte respaldo por parte del fútbol del Interior. Desde el Consejo Federal, acompañado por decenas de ligas y clubes de todo el país, publicaron un comunicado con un mensaje claro: “Decimos NO al avasallamiento, No al autoritarismo, No a la soberbia. Señora Bullrich, con el pueblo NO.”
El documento también defendió el papel social que cumplen las instituciones deportivas en cada rincón de Argentina, y respaldó a Toviggino con firmeza: “Unidos más que nunca en defensa de los cientos de miles de familias que encuentran contención, cariño y respeto en cada pequeño club de la República Argentina.”
Clubes históricos como Juventud Antoniana, Gimnasia de Concepción del Uruguay, Huracán Las Heras, Deportivo Rincón y Ben Hur, junto a ligas como la de Neuquén, se sumaron a los pronunciamientos. En diferentes tonos pero con un mismo eje, rechazaron la “injerencia partidaria”, reivindicaron la autonomía del fútbol y se alinearon con un mensaje que resuena fuerte: “El fútbol debe ser libre, federal y respetado.”
Más allá de los comunicados, el trasfondo político parece claro: en la Casa Rosada no ven con buenos ojos el creciente protagonismo opositor que exhibe la AFA. La confrontación no sólo no se apaga, sino que enciende una nueva chispa en un vínculo que se muestra cada vez más tenso.
Bullrich acusa a Toviggino de intimidar. Él responde con denuncias de autoritarismo. Y en el medio, una certeza: el fútbol del Interior cerró filas para defender a uno de los suyos.